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In Case You Missed This – The Truth About The Drug War in Mexico

Written by Don Winslow, for the Huffington Post

Mexico’s drug problem isn’t.

Mexico’s drug problem, that is.

It’s America’s drug problem.

And our looking at it backwards is a huge part of the problem itself.

We sit and blame Mexico for smuggling drugs across our border as if we were innocent in all this. As if the evil (and they are) Mexican drug cartels are forcing Americans at gunpoint to consume illicit drugs.

(The proposition is not as far-fetched as its sounds. In 1842, Great Britain forced China to accept opium importation, and took the island of Hong Kong to use as a staging base.)

We condemn Mexico for exporting drugs while ignoring the inverse dynamic — we are importing the drugs. We are the ones bringing in 20 tons of heroin, 110 tons of methamphetamine, 330 tons of cocaine and literally countless tons of marijuana annually.

The cartels could stack up drugs on this side of the border until California tilted into the ocean, and if we weren’t using them, it wouldn’t matter. The drugs would be worthless, instead of the multi-billion dollar product that we have made them.

Mexico has every right to be furious.

We insist that the Mexican government ‘crack down’ on the drug cartels, while at the same time we maintain the world’s largest drug market just across its border. We condemn Mexico for its corruption while ignoring the societal rot in our own culture. We act appalled at the (appalling) level of violence in Mexico without ever acknowledging our own share of the responsibility for perpetuating it.

Just for the sake of getting a different perspective, turn the map upside down for a second. Just to get a fresh look, put Mexico to our north and consider the situation.

What if we had highly-armed, wealthy and immensely powerful criminal organizations thriving in the United States — ‘cartels’ whose combined power rivaled the national government. Let’s say that they had enough money to bribe politicians, judges, police, even the military. Let’s suppose that they felt so insulated from consequences that they assassinated police chiefs, mayors and journalists. That they were responsible for an average of ten thousand violent deaths or disappearances a year. That they conducted unspeakably grisly tortures by way of vengeance and intimidation. In the streets of New York, Chicago and L.A.

Now let’s say that Mexico funded them.

To the tune of $25 billion annually.

Go just a little further and say that Mexican entrepreneurs supplied them with the guns they use to kill.

How long would the U.S. tolerate that situation?

Months? Weeks? Days?

What if Mexican drug consumers were funding, let’s say, terrorist organizations inside the United States? How long would it be before the tanks started rolling?

But that’s exactly what we do to Mexico. Our drug money goes south (along with our guns), perpetuating the power of the violent cartels, creating untold misery and suffering for the Mexican people, destabilizing their society, government and economy.

(It is estimated that fully 10% of Mexico’s economy is built on drug proceeds.)

At the same time, we commit more billions ($10 billion in 2011, twice what we spent of treatment and prevention) to try to interdict the drug traffic, money that only drives up the price and gives more profit and power to the cartels that control the prime smuggling turf. We increase the violence in Mexico both by buying the drugs and then by trying to stop them from coming in.

And then we call it the ‘Mexican drug problem.’

We’re Mexico’s drug problem.

by Don Winslow, Huffington Post, 20 July 2012

http://www.huffingtonpost.com/don-winslow/mexico-war-on-drugs_b_1688907.html

El Que No Tranza, No Avanza – Español

This is an email sent to me before Calderón was elected. At the time there was to be a mass protest by Mexicans against the CFE in which everyone was to turn off their lights at a certain hour to deprive the state monopoly of revenues for that hour.

It is a very though-provoking email. Perhaps one day I will translate it into English.

La creencia general anterior era que Zedillo no servía.
La creencia general actual es que Fox no sirve.
Y, cuando pase el tiempo, la creencia general será que el que venga después de Fox tampoco estará sirviendo para nada.

Por eso estoy empezando a sospechar que el problema no está en lo ladrón
que haya sido Salinas o en lo bocón que sea Fox. El problema esta en nosotros.

Nosotros como pueblo.


Nosotros como materia prima de un país.


Porque pertenezco a un país donde la “viveza” es la moneda que siempre es valorada tanto o más que el dólar.

Un país donde hacerse rico de la noche a la mañana es una virtud más apreciada que formar una familia largo plazo basada en valores y respeto a
los demás.

Un país donde una persona tapa la salida del garaje de una casa, y, si el
afectado toca el claxon para llamar la atención del abusivo y hacer que
aparezca a retirar su vehículo, entonces esa persona llega, se molesta y le
reclama a uno la presión y el ruido, como si el infractor fuese uno y no ellos.

Un país donde un par de señoras pueden recorrer todo un supermercado,
y, mientras compran, hablar pestes de la moral del gobierno y del incumplimiento de las leyes, y de lo terrible de tales o cuales medidas, pero después, a pesar de que su carrito tiene 27  artículos, se
hacen tontas y se meten disimuladamente en la cola que es “para un máximo
de 10 artículos” y si alguien osa reclamarles o quejarse ante el gerente
queda ante ellas y ante los demás como un soplón, solo por intentar hacer
cumplir una norma tan sencilla. Y si es la cajera quien les señala que
deberán pasar a otra caja, inician un diálogo recriminatorio: “¿ves?, justo
lo que veníamos comentando, por eso está este país así, todos son unos flojos , etc.”

Pertenezco a un país donde, lamentablemente, los periódicos jamás se
podrán vender como se venden en Estados Unidos, es decir, poniendo unas
cajitas en las aceras donde uno paga por un solo periódico y saca un solo periódico dejando los demás donde están.
Porque si se vendieran así, El
Reforma y El Universal quebrarían en solo 3
meses.

Pertenezco al país donde las empresas privadas son papelerías particulares
de sus empleados deshonestos, que se llevan para su casa, como si tal cosa, hojas de papel, bolígrafos, carpetas, marcadores y todo lo que pueda hacer
falta para la tarea de sus hijos y, además, utilizan los equipos para lo mismo,

las tareas y sus asuntos personales.

Pertenezco a un país donde la gente se siente triunfal si consigue volarse
el Cablevisión del vecino, donde la gente inventa a la hora de llenar sus
declaraciones de Hacienda para no pagar o pagar menos impuestos, donde a
Carlos Salinas no le reclama ningún medio el que lo estén viviendo fuera
del
país disfrutando de lo que robó.

Donde nuestros diputados y senadores trabajan dos días al año (y cobran
todos los demás como altos ejecutivos) para aprobar una reforma (miscelánea) fiscal al vapor que lo único que hace es hundir al que
no tiene, joder al que tiene poco beneficiar como siempre a unos cuantos
que son los que tienen (ellos por ejemplo).

Pertenezco a un país donde las licencias de conducir y los certificados
médicos se pueden “comprar”, sin hacerse exámenes ni nada.

Un país donde, desde hace 40 años, un vehículo sufre más daños y sale peor
parado después que es recuperado por la policía que cuando lo roban los ladrones.

(ESTA CITA LA HAGO CON ABSOLUTA CERTEZA QUE ES CIERTA, SI SE ACUERDAN ME ROBARON MI TSURU HACE 2 AÑOS Y APARECIO 40 DIAS
DESPUES EN ESTADO TAN
LAMENTABLE QUE MI PAPA LO TUVO QUE VENDER COMO CHATARRA. Y ESO QUE EN LA HOJA OFICIAL DE LA DEMANDA SE ASEGURA QUE EL CARRO SE ENCONTRO 2 DIAS DESPUES)

Un país donde cualquier persona puede hacer una fiesta y poner música a
volumen majadero toda la noche, sin que haya nadie que proteste ni
autoridad alguna que les haga apagar esa música ni siquiera a las cinco de la mañana.

Un país de gente que está llena de faltas, pero que disfruta criticando a sus gobernantes, sean inútiles, o sea Fox, porque criticar a los inútiles o criticar a Fox, crea una ilusión psicológica que aparentemente eleva la estatura moral y espiritual del que critica.

Mientras mas le digo rata a Salinas, mejor soy yo como persona, a pesar de
que apenas ayer me consiguieron todas las preguntas del examen de
matemáticas de mañana. (¡Qué vivo soy!)

Mientras más le digo falso a Fox, mejor soy yo como mexicano, a pesar de
que apenas esta mañana me fregué a mi cliente a través de un fraude de cien
mil pesos que él me dio de enganche como preventa de un inmueble.

No. No. No.

Ya basta. Como materia prima de un país, tenemos muchas cosas buenas.
Pero todavía dejamos mucho que desear. Esos defectos, esa “viveza” congénita, esa deshonestidad a pequeña escala que después crece
evoluciona hasta convertirse en casos de escándalo como Óscar Espinoza o
Mario Villanueva; esa calidad humana que en realidad es falta y carencia de
toda verdadera calidad humana, eso, más que Salinas o que Fox, es lo que
nos tiene real y francamente jodidos.

No voy a apagar las luces, lo siento.

Porque, aunque Fox renunciara hoy mismo, el próximo presidente que lo
suceda tendrá que seguir trabajando con la misma materia prima defectuosa que, como pueblo, somos nosotros mismos.

Y no podrá hacer nada, igual que no hicieron nada los mediocres igual que
no esta haciendo nada Fox.

No, gracias. No apago nada. No tengo ninguna garantía de que el gritón de
Diego o el mustio de Madrazo lo puedan hacer mejor. Y mientras nadie
señale un camino destinado a erradicar primero los vicios que tenemos como
pueblo nadie servirá. Ni sirvió Salinas, ni sirvió Zedillo, ni sirve Fox,
ni servirá el que venga.

O ¿qué?, necesitamos traer a un Pinochet, para que nos haga cumplir la ley
a la fuerza y por medio del terror y la dictadura?.

A ver si así, cumplimos y hacemos cumplir las leyes desde las más
elementales hasta las de nuestra Constitución que todos la manejamos o
hacemos a nuestro modo.

Aquí hace falta otra cosa. Algo más que cacerolazos, apagones o cohetones.

Y mientras esa “otra cosa” no empiece a surgir desde abajo hacia arriba, o
desde arriba hacia abajo, o del centro pa´ los lados, o como quieran,
seguiremos igualmente condenados, igualmente estancados.

Es muy sabroso ser mexicano, y vivir a “a la mexicana”. Pero cuando esa
mexicanidad autóctona empieza a hacerle daño a nuestras posibilidades de
desarrollo como Nación, ahí la cosa cambia…

Lo siento. Pero no apago nada.
Suerte con su apagón. Pero creo que, de
todos modos, como país de verdad igual hemos estado a oscuras los últimos 70 o 90 años.

Ojalá que cambiemos todos, porque si no, cambiar de Presidentes no cambiará nada. Porque cambiar de Presidentes, sin que cambiemos nosotros, es lograr que nada cambie jamás.

Piénsalo, y, si te cuadra, reenvíalo. Es un mensaje para todos los mexicanos.

YA BASTA DE QUE “EL QUE NO TRANZA NO AVANZA”!!!!

TENEMOS MUCHO QUE HACER EN VEZ DE ESTAR PENSANDO EN ABSURDAS PROTESTAS QUE SOLO MANCHAN LA IMAGEN DE UN PAIS BASTANTE

DESGASTADA………….
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Lic. Francisco Torrente Ibarguen
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